En este país la ropa no está hecha para alguien que mide de 1,80 m hacia arriba.

No hay zapatos de tu número.

No hay calcetines para tu pie.

Las corbatas te quedan cortas.

Las mangas de las chaquetas te llegan a los codos.

Los guantes te quedan como membranas natatorias.

Las camisas las hacen niños esclavos chinos que jamás han visto a una persona de más de 1,50 m.

Para esto tengo una solución: el Viejito de las camisas.

La tienda "Adams" se ubica en Tenderini 27, a la entrada de la calle desde Alameda. Está en aquel sitio desde hace algunas décadas y todavía la atiende su dueño.

Aunque ya no puede hacer las camisas desde cero (según cuenta, por los tratados de intercambio de insumos con China de la década pasada), sí las retoca. Y en esto está lo interesante.

Resulta que por un precio muy bueno (las camisas que vende son baratas) nos toma medidas, aconseja de acuerdo a contextura y necesidades específicas, registra nuestros datos en su agenda para compras posteriores y nos dice "mañana se la tengo lista". Al día siguiente uno tiene su camisa que le queda justa, como debe ser. A mí, que las camisas de multitienda para usar en la pega me quedan como túnicas, esto me deja feliz.

Vayan a darse una vuelta, al menos por probar.

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